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Cómo enfocar la derrota de una forma sana

En el fútbol se compite contra diferentes equipos con el objetivo de ganar, pero esto no siempre es así. En ocasiones, el rival es superior y en otras podrá obtener la victoria con alguna actuación destacada de un único jugador o aprovechando los errores del equipo. Este artículo aborda las sensaciones que puede obtener cada jugador con una derrota en función de cómo se dé la misma.



A diferencia de otros deportes, como el tenis o el judo, el fútbol es un deporte colectivo, por lo que, tanto las victorias como las derrotas pueden aportar una carga emocional diferente a cada jugador. Por ejemplo, el equipo puede ganar el partido teniendo jugadores que no han rendido a la altura del resto de sus compañeros  o, por el contrario, recibir una derrota con jugadores que realizan un gran partido, como, por ejemplo, cuando Hernán Crespo realizó el mejor partido de su carrera, marcando dos goles frente al Liverpool FC en la final de Champions de 2005, y como confesó hace tres años que, en ese momento, se planteó dejar de jugar al fútbol


En estos momentos es donde las emociones pueden derivar en sentimientos poco adaptativos para el contexto y crear sentimientos de rabia, frustración o impotencia, que pueden bloquear al jugador en futuras ocasiones. A continuación, ofrecemos algunas pautas a la hora de aprender de las derrotas para que éstas no sesguen la percepción de los participantes y puedan corregir errores y mejorar.


  • Examinar detalladamente las circunstancias: En una derrota es común que los jugadores piensen directamente que es culpa del árbitro, del entrenador o del resto de los compañeros o, por el contrario, pensar que toda la responsabilidad de la derrota es suya. Estos sesgos pueden aparecer junto con emociones de enfado y frustración, las cuales impedirán realizar un análisis constructivo de la situación y poder mejorar para el próximo partido. Para evitar esto es necesario realizar un ejercicio de reconocimiento e identificación de emociones.


  • Ser consciente de las limitaciones: Es importante situar al equipo en un contexto y entender cuál es el rendimiento que éste puede dar. Por ejemplo, un equipo de tercera no puede esperar dominar y ganar a un equipo de primera división con facilidad.


  • Apoyo grupal: Que todo el equipo tenga la misma mentalidad tras una derrota es clave para poder recomponerse mejor. Esto se debe a que los integrantes del grupo se reforzarán entre ellos tras la derrota si sus convicciones son las mismas.


Con estas pautas se busca tener una experiencia más enriquecedora de la derrota de forma que ésta no sea bloqueante para seguir avanzando en el progreso de mejora. En La Meca de Rivas, éstas herramientas se pueden adquirir a través de las dinámicas grupales que se hacen frecuentemente con cada equipo y de consultas individuales con los deportistas.


Autor: Pablo Úbeda Gallardo

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