Este sábado nos enfrentábamos al Toledo Olivos A, equipo que va tercero en la clasificación, y ya sabíamos que no iba a ser un partido fácil.
Fue un partido muy duro y físico, en el cual ellos aprovechaban su fortaleza para basar su juego únicamente en balones aéreos tras robo de balón buscando la espalda de nuestros centrales y la segunda jugada. Sin embargo, nos adelantamos en el marcador con un gol de Aitor en el minuto 30, pero poco nos duró la alegría porque ellos nos empatarían en el minuto 38. Y así nos fuimos al descanso (1-1).
La segunda parte fue más de lo mismo, nos costaba materializar las jugadas y los rivales estaban muy encima y sufríamos demasiado en los balones largos rivales. Así lograron marcar su segundo, su tercero y su cuarto gol. Una efectividad demoledora (cuatro ocasiones, cuatro goles) que nos hacía temer lo peor, puesto que el partido se complicaba y nosotros no éramos capaces de levantar la cabeza.
Pero entonces, contra todo pronóstico, llegaron diez minutos mágicos, diez minutos llenos de emoción, suspense y, por qué no, alegría. Asier marcó el 2-4 en el minuto 73 tras un centro de Eduardo, quién un minuto más tarde marcó el 4-3 tras un centro de Nízar. El rival, intimidado, dio un paso atrás para defender la ventaja, pero entonces apareció Carlos para marcar el inesperado 4-4.
“Partido que nos debe servir para corregir muchos errores, los cuales no podemos volver a cometer, pero queda clara que este equipo no baja los brazos y que el objetivo sigue siendo el mismo”, explicó Patricia Mascaró al final del encuentro.