Ya son más de cuarenta días de confinamiento los vividos y ante esta circunstancia uno piensa en las situaciones atípicas con las que ha convivido y deberá seguir haciéndolo hasta que esta situación se revierta. Por un lado, no asistir a clase o al trabajo, no ver a nuestros amigos, familiares o parejas y tampoco poder jugar al fútbol, al menos del modo que a todos nos gustaría.
Y, por el otro lado, pasar más tiempo del habitual con nuestras familias o parejas conviviendo entre las mismas cuatro paredes. Todo esto nos descoloca e incluso nos genera cierta ansiedad, así pues, tenemos que plantearnos nuevos objetivos para no caer en la desidia y la dejadez que con facilidades nos ofrece el hecho de no poder salir de nuestras casas.
¿Cómo podemos plantearnos objetivos que nos motiven?
Para afrontar de la mejor manera estas semanas que, al menos, nos quedan de cuarentena, resulta relevante el establecimiento de objetivos y rutinas para mantener la cabeza ocupada. Tanto en el caso de los trabajadores como los estudiantes, tratar de mantener el mismo horario laboral (hecho que mantendrán aquellos que teletrabajen), despertarse a la misma hora y organizar el trabajo que tenemos pendiente llevándolo a cabo durante las horas habituales de la mañana. Además, la preparación del material, del escritorio o su limpieza, son pequeños gestos que facilitan en gran medida la concentración y la tan manida productividad. Probablemente sea una buena idea organizarse para poder aprovechar para salir a la calle en las horas habilitadas para ello.
Estas, son actitudes básicas para poder llevar mentalmente de la mejor forma posible este proceso, pero ni mucho menos todo debe ser trabajar o estudiar ni tampoco debe de serlo estar pendientes constantemente de las noticias, por ejemplo. Debe de haber momentos de relax; ver una película, leer un libro, escuchar música, salir a hacer deporte, jugar a un juego de mesa en familia, etc. Este tipo de actividades ayudan a reducir los niveles de estrés y ansiedad, permitiéndonos desconectar por un momento de lo que pueda estar pasando ahí fuera.
Siguiendo por la misma línea, tras el parón deportivo no hay excusas para no seguir con las propias rutinas físicas. Las conductas de autocuidado son de especial relevancia en estos largos períodos de “encierro”; hacer la cama, ducharse, afeitarse o cambiarse de ropa con normalidad. Entre estas conductas también está, por supuesto, la realización de ejercicio físico, ya que no solo nos va a brindar un buen estado de forma para que la vuelta a la competición sea lo más adaptativa posible, sino que nos proporciona un buen equilibrio psicológico.
Para que la pereza no nos venza, se puede empezar estableciendo una serie de ejercicios que queden escritos en papel. Cada día uno se establece determinados objetivos. Por ejemplo, el primer día puedo empezar con 30 minutos de ejercicio en los que he llevado a cabo unas 20 flexiones y 20 abdominales, entre otras cosas, como, por ejemplo, 30 minutos de ligero trote. Bien, al día siguiente me propongo que sean 22 de cada una, y así progresivamente. Este establecimiento de objetivos también es aplicable al apartado laboral o educativo para la realización de vuestras tareas, por ejemplo.
La salud mental cobra una gran relevancia ante esta situación, por lo tanto, acompañando a todo lo anterior, se debe mantener un enfoque positivo. Pensando, por ejemplo, en toda la gente que no se contagia o muere por quedarse uno en casa. Mucho ánimo ante esta situación y espero que todos y todas estéis bien.
Fdo. Manuel Maldonado Megías